domingo, 12 de mayo de 2013

Shikantaza - Ku

Shikantaza: Sólo sentarse.

Se cree que el término que se ha utilizado por primera vez por el maestro de Dogen Zenji, literalmente significa "nada más que (shikan) con precisión (da-ta) sentado (za)".
En otras palabras Dōgen Zenji indica, "hacer zazen todo corazón "o" sentado solamente ".
Shikantaza implica" sólo sentarse "(...) 

El autor Steve Hagen describe la palabra japonesa en 4 partes:

1) Shi significa tranquilidad.
2) Kan significa conciencia.
3) Ta significa ubicarse exactamente en el lugar correcto.
4) Za significa sentarse.

                                                                                       posteado por Patriarcas del Zen


Shikantaza ("sólo sentarse") con espíritu mushotoku (sin meta, sin propósito, sin búsqueda de resultados) significa que el zazen dirige nuestra vida y es su centro. Por eso no es bueno mezclar shikantaza con las nubes mentales. No es posible dejar de pensar durante el zazen, no se puede estar siempre en concentración absoluta: a veces se piensa, a veces se observa. Cuando los pensamientos afloran, hay que dejarlos pasar de largo. Hishiryo es el pensamiento infinito, el pensamiento cósmico, no el de las pequeñas cosas sino el que incluye todo el cosmos.




En pocas palabras, hacer zazen es dejar de hacer todo, ponerse frente a la pared y sentarse, sólo ser uno mismo que es sólo el Ser. Cuando hacemos zazen, deberíamos abstenernos de hacer todo, sin embargo, como somos humanos, empezamos a pensar, nos involucramos en un diálogo con los pensamientos de nuestra mente. 

Una vez que percibes que estás pensando cuando no deberías estar haciendo nada y vuelves al zazen, los pensamientos que aparecían de forma tan clara, como imágenes en una pantalla de televisión, desaparecen de repente, como si hubieses apagado la televisión. Queda sólo la pared ante ti. Por un instante..es esto.
Esto es zazen. Sin embargo, los pensamientos de nuevo surgen por sí mismos. Nuevamente retornas a zazen y desaparecen. Simplemente repetimos esto, llamado kakusoku "deshacerse de cuerpo y mente" (conciencia de la realidad, despertarse)

El punto más importante es repetir este kakusoku millones de veces. Es de esta forma como deberíamos practicar zazen. Si practicamos de esa forma no podremos dejar de percibir que nuestros pensamientos realmente no son más que secreciones del cerebro. Así como nuestras glándulas salivales producen saliva o nuestros estómagos producen jugos gástricos, de la misma forma nuestros pensamientos no son nada más que secreciones cerebrales. Sin embargo generalmente la gente no entiende esto. Cuando pensamos: "Yo lo odio", odiamos a la persona, olvidando que el pensamiento es simplemente una secreción. El odio ocupa nuestra mente, tiranizándola. Cuando amamos a alguien somos arrastrados por nuestro apego a esta persona, nos convertimos en esclavos de ese amor. Esto es la fuente de todos nuestros problemas.

Por ejemplo, nuestro estómagos liberan jugos gástricos para digerir la comida. Si liberan demasiados no es bueno, podemos desarrollar una úlcera o incluso un cáncer de estómago. Nuestros estómagos liberan jugos gástricos para mantenernos vivos, pero en exceso son peligrosos. Hoy en día las personas sufren de un exceso de secreciones cerebrales y se permiten ser dominados por estas secreciones. Esta es la causa de nuestros errores. En realidad los diversos pensamientos que surgen en nuestras mentes son apenas un escenario de la vida del Sí mismo. Este escenario existe sobre el terreno de nuestra Vida. Como dije anteriormente, no deberíamos estar ciegos, inconscientes de este escenario.

Zazen tiene una visión de todas las cosas como escenario de Vida del Si mismo. 


                                                          Templo Zen Shobogenji



En antiguos textos zen se hace referencia a eso como hochino fuko (el escenario de la tierra original).
No es que nos volvamos a la Vida-universal como resultado de nuestra práctica. Todos y cada uno de nosotros recibe y vive esta Vida universal. Somos uno con el universo entero, sin embargo no lo manifestamos como siendo el universo en el verdadero sentido. Puesto que nuestra mente está discriminando percibimos sólo las extremidades de las secreciones. Cuando hacemos zazen dejamos los pensamientos y entonces los pensamientos caen. Aquello que surge en nuestras mentes desaparece. Ahí la Vida universal se manifiesta.

Dogen Zenji llamaba a esto shojo-no-shu (práctica del despertar). La Vida-universal es el despertar. 
Basados en esto practicamos siendo el universo entero. A esto también se le llama shusho-ichinyo (practicar y despertar son solo una cosa)

Todos preferimos la felicidad al infortunio, el paraíso al infierno, la supervivencia a la muerte inmediata. 
Estamos así dividiendo siempre la Realidad, dividiéndola en algo bueno y algo malo, algo que nos gusta y algo que no nos gusta. De la misma forma discriminamos entre satori e ilusión, y luchamos para alcanzar
el satori. Sin embargo, la realidad del universo está mucho más allá de esta actitud de aversión y de apego. 

Cuando nuestra actitud es "cualquiera que sea", "lo que quiera que sea", "dondequiera quiera que sea", entonces manifestamos el universo entero.

En primer lugar, la actitud de tratar de ganar alguna cosa es de por sí inestable. Cuando se lucha para ganar el satori, estás indiscutiblemente engañado, porque quieres escapar de un estado de ilusión.
Dogen Zenji enseñó que nuestra actitud debe ser de práctica y trabajo diligentes en cualquier situación, sea cuál sea.  Si caemos en el infierno, atravesamos el infierno; esa es la actitud más importante que hay que adoptar. Si encontramos infelicidad, debemos trabajarla con sinceridad. Tan solo siéntate en la Realidad de la Vida, viendo paraíso e infierno, alegría y desgracia, vida y muerte, con los mismos ojos. No importa la situación, nosotros vivimos la vida del Si mismo
Debemos sentarnos inmóviles sobre este principio. Esto es esencial; es esto lo que significa "volverse uno con el universo". Si dividimos el universo en dos, luchando para alcanzar el satori y escapar de la ilusión, no somos el universo entero. Felicidad e infelicidad, satori e ilusión, vida y muerte; veámoslo todo con los mismos ojos. En cada situación el Si mismo vive la vida del Si mismo -ese si mismo debe hacerse por sí mismo. Esta Vida-universal es el lugar hacia el que retornamos.

Del libro Shikantaza. Una introducción a zazen
de Kosho Uchiyama 
extracto del blog Huellas del Zen

Algo de El canto del inmediato satori: Shodoka

"No hay falta ni felicidad
ni pérdida ni ganancia.
En la paz de esa extinción absoluta
no debemos buscar nada."
...

"Andar es también el Zen,
sentarse es también el Zen.
Que se le hable o que se esté silencioso,
que se mueva o que se le deje inmóvil,
el cuerpo permanece siempre en paz.
Incluso si se encuentra frente a una espada
el espíritu permanece tranquilo.
Incluso si se encuentra frente al veneno,
el espíritu permanece imperturbable."

...

"No buscar la verdad
no cortar las ilusiones.
Ya que yo comprendo claramente
que estos dos elementos
son ku, informes.
La no forma no es ni ku ni no-ku,
es la verdadera forma del Buda.
El espejo del espíritu es puro
y nada puede llegar a oscurecerlo;
por su pureza y claridad,
refleja a todo el universo."
...

"La verdad del Zen
no tiene necesidad de ser defendida.
Del mismo modo el origen de las ilusiones,
él también, es ku.
Pero cuando los dos puntos de vista
de existencia o no-existencia
son abandonados,
el mismo no-ku se convierte en ku"


"Venimos sin nada y nos marchamos sin nada.
Cuando nacemos no poseemos nada, cuando morimos no nos llevamos nada.
Cuando entramos al dojo, no tenemos que llevar nada.
Cuando hacemos zazen lo abandonamos todo.
Zazen no consiste en concentrarse en algo: algunos consideran que es un buen momento para pensar, para meditar sobre los propios problemas.
No hay que tener meta en la práctica de zazen.
Después de zazen, cuando salís, ya no tenéis nada:ese es el regalo del zazen!..."

Extracto: El canto del inmediato satori-Yoka Daishi
Traducido y comentado por Taisen Deshimaru Roshi.





En el Hannya Shingyo se dice que los fenómenos no difieren de ku, la verdad cósmica, y de igual manera,
que ku no difiere de los fenómenos. Ku no significa el vacío, la nada; es la existencia sin noúmeno.
Es jyakumetsu, que se traduce por "paz de la extinción absoluta" o aniquilación total de las pasiones. En realidad es muy difícil de expresar. Significa serenidad, calma, ausencia de dualidad. Es la existencia humana considerada desde el punto de vista de la verdad cósmica ku: vida de una seta en la tierra o de una estrella entre millones de estrellas, sin mucha importancia, como cualquier existencia, sigue el sistema cósmico.

Durante zazen ya no hay beneficio ni pérdida, ni felicidad ni desgracia, sino sólo concentración en la postura, en la respiración, en el abandono de los pensamientos conscientes, de la voluntad y de las ilusiones.



"El concepto de shunyata (en sánscrito), o ku (en japonés), ha sido traducido indistintamente como latencia, insubstancialidad, vacío y también como lo insondable.

Una de las primeras expresiones detalladas de esta idea proviene del erudito budista Nagarjuna, quien vivió en la India entre 150 y 250 de n. e. Nagarjuna creía que ese estado que se describe en este concepto como "ni existencia ni no-existencia," expresaba la naturaleza de todas las cosas. Sin embargo, la índole paradójica de esta idea es un tanto extraña a la lógica dualista Occidental y ha contribuido a estereotipar al Budismo como una filosofía mística, aislada, que ve al mundo como un gran ensueño. No obstante, las implicaciones de ku son mucho más sensatas y, de hecho, son consistentes con los descubrimientos de la ciencia contemporánea.

La Física moderna en su intento por descubrir la esencia de la materia, ha llegado a una descripción del mundo que es muy cercana a la de Nagarjuna. Lo que los científicos han descubierto es que no hay alguna "cosa" real, fácilmente reconocible como principio fundamental de la materia. Las partículas subatómicas, base del mundo físico que habitamos, parecen oscilar entre los estados de la existencia y la no-existencia. En lugar de alguna "cosa" inmutable en un lugar en particular, encontramos sólo indicios cambiantes y probabilidad. En este nivel, el mundo es en realidad un lugar sumamente fluido e impredecible, esencialmente sin sustancia.  Es esta naturaleza insustancial de la realidad la que describe el concepto de ku.

Ku también explica el potencial latente inherente a la vida. Consideremos como, cuando somos avasallados por una poderosa emoción como la ira, Esta se expresa por sí misma en todo nuestro ser: nuestra expresión  es destellante, la voz se levanta, el cuerpo se tensa y así por el estilo. Cuando nuestro temperamento se enfría, la ira desaparece. Qué sucedió con ella? Sabemos que la ira existe todavía en algún lugar dentro de nosotros, pero hasta que algo provoque nuestra ira de nuevo, no podemos encontrar evidencia de su existencia. Para efectos objetivos, la ira ha dejado de existir. Los recuerdos son otro ejemplo; no somos conscientes de su existencia hasta que de repente emergen a nuestra conciencia. El resto del tiempo, como ocurre con la ira, los recuerdos están en un estado de latencia o ku: existen y a la vez no existen.

De la misma manera, la vida (en todas sus manifestaciones) contiene posibilidades y un vasto potencial que no siempre son notorios o evidentes, pero que, al darse las circunstancias adecuadas, pueden hacerse manifiestos. Este potencial infinito es, de hecho, la naturaleza misma de la vida.

Por lo tanto, la noción de ku nos ayuda a darnos cuenta de que, a pesar de cómo podamos percibir las cosas: a la gente, las situaciones, las relaciones, nuestras propias vidas; nada de esto es inmutable sino dinámico, todo evoluciona y cambia constantemente. Todo está imbuido de potencial latente el cual puede hacerse manifiesto en cualquier momento. Incluso la situación aparentemente más desesperanzada contiene posibilidades asombrosas dentro de sí.

Es muy natural para nosotros aplicar todo tipo de definiciones a las personas, a las situaciones y a nosotros mismos, con objeto de que el mundo tenga sentido. A menos que tengamos cuidado acerca de la naturaleza de nuestros pensamientos y opiniones, nos veremos atrapados en una forma de ver las cosas muy estrecha y a menudo negativa: "El no es una persona agradable," "Yo no puedo relacionarme bien con los demás," "Nunca habrá paz en el Medio Oriente." Tan pronto como decidamos acerca de algo en este sentido, nosotros mismos estamos imponiéndonos una limitación, negando la entrada a las posibilidades de crecimiento y desarrollo.

Pero cuando elegimos ver las cosas en términos de su positivo potencial infinito, nuestros pensamientos y acciones se convierten en una influencia constructiva que ayuda a crear las condiciones para que ese potencial se haga realidad. Debido a la íntima interconexión de todas las cosas, cada uno de nosotros, a cada momento, tiene un profundo impacto en la realidad de la vida que compartimos. La forma en que discernimos las cosas tiene un efecto concluyente sobre la realidad. Darnos cuenta de esto nos posibilita a actuar con la confianza de que nosotros podemos moldear la realidad con repercusiones muy positivas.

La más constructiva de las perspectivas es creer en el ilimitado potencial positivo inherente a toda vida. El Budismo llama a este potencial, que es la verdadera naturaleza de la vida, "Budeidad." Nichiren le definió como Nam-myojo-rengue-kyo. Nichiren alentó a sus seguidores a invocar este mantra con la firme convicción de que de este modo se está haciendo conexión con el potencial latente de la Budeidad, tanto en ellos mismos, como en las circunstancias de las cuales son parte. "

extracto de archivos de budismo de Sergio Carlos Spinelli


"A menos que veas nada, nada puede ser visto" Satyaprem

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