sábado, 8 de diciembre de 2018

Observa - Sammasati - en cada instante




"Sammasati fueron las últimas palabras de Buda, significan "recuerda". 

Todo lo significativo está contenido en estas simples palabras. Sammasati recuerda cuál es tu espacio interior. Sólo recuerdalo

No hay nada que conquistar, nada en qué convertirse. Ya eres eso que has estado buscando durante todas tus vidas pasadas de diferentes formas, por diferentes senderos; pero nunca has mirado hacia adentro. 

Solo durante unos cuantos minutos siéntate con los ojos cerrados para recordar, para tomar nota de dónde has estado, que profundidad has podido alcanzar, cuál es el sabor del silencio, la paz, cuál es el sabor de desaparecer en lo supremo. 

Mira hacia adentro. Y cuando dispongas de tiempo, ya sabes el camino. Simplemente ve una y otra vez hacia tu espacio interior para perder el miedo a desaparecer y empezar a recordar el lenguaje olvidado. 

Sammasati"



Aquieta tu mente, reflexiona, observa.


Buda no predica ninguna creencia: que creas en Dios, en el cielo o en el infierno. Todo su empeño está en crear un espacio de silencio en tu interior. Ya estás lleno de conocimientos, más de los que necesitas. Necesitas más inocencia, semejante a la de un niño pequeño. Necesitas más curiosidad, más capacidad de asombro y más claridad.

Todo eso te llegará cuando tu mente esté en silencio. Con la mente en silencio estás en comunión con la existencia; con una mente ruidosa quedas desconectado de ella. Tu propio ruido funciona como un muro a tu alrededor.

El silencio es el puente, los conocimientos, el ruido, son la barrera. Cuanto más sepas, estarás más adoctrinado, más lleno de basura, de porquería.

Necesitas un ser espacioso en tu interior, completamente vacío; tan vacío que ni tú estés allí; tan silencioso que hasta la idea del "Yo" ha desaparecido.


Osho. El Dhammapada de Gautama el Buda

Carta 52

"...el suelo sobre el que ahora te sostienes ha de ser el paraíso y en cada instante has de entregarte por completo a la tarea que te ocupe en ese momento..." Kodo


Permite que la Naturaleza te enseñe la quietud...

El despertar es como el reflejo de la luna en el agua. El agua no moja la luna, la luna no perturba el agua. A pesar que la luz de la luna inunda la inmensidad de la Tierra, un pequeño charco puede contener su reflejo. La totalidad de la luna y el cielo entero es reflejada en una gota de rocío sobre la hierba e incluso en una gota de agua. El despertar no te rompe, así como la luna no quiebra el agua. No puede obstaculizar el despertar de la misma manera que la gota de rocío no destruye la luna en el cielo.

Extracto de Genjokoan, Eihei Dogen Zenji (Japón 1200-1253) 
Forma parte de su texto fundamental: Shobogenzo


Mil veces eso, en menos de un segundo

Una óptima metáfora para la mente es verla como tu criada, ella es una empleada que está allí para servirte. El ideal, por tanto, es que ella pueda ejercer su función. ¡Eso es muy saludable!

Pero el error está en que la mente piensa que es la emperatriz y quiere que todas las cosas, inclusive las más distantes como la vida, la muerte, el amor, la salud, la paz, etc, sean exactamente como ella quiere. ¡Eso no es posible! Y darte cuenta de eso es una de las condiciones que la madurez requerida e invocada por la meditación implica.     

Las cosas son lo que son... Pérdidas o ganancias, ¡no importa! Todo es la misma cosa, parte del mismo principio.

Participante – Satya, percibo que "obedecer" a este nuevo orden traído en Satsang, implica abrir la mano del control que nos gustaría tener y que no tenemos en verdad, ¿no es así?

Está implícito. O mejor, en Satsang eso se vuelve explícito. En el momento en que ves que es la mente la que quiere - y no tú -, todo se disuelve y pierde la gravedad. Porque, mirando hacia el lugar correcto, la mente se evapora y su punto gravitacional, su eje, digamos así, se posa en la Consciencia, en el Silencio que tú eres.

¡Observa! ¿Existe alguna necesidad de control en el Silencio, o él es pura dádiva y apertura? Mira mil veces o cuantas más sean necesarias y mira que eso eres tú.
Es ahí que reside el misterio de la meditación que todos los maestros de alguna forma ventilan. Si necesitas, este es el método más eficaz para llevarte de vuelta a casa: vuélvete hacia la Consciencia, día tras día, minuto a minuto. En menos de un segundo, ¡eso!

Satyaprem    





SHOSHIN 初 心: La mente del principiante: DESCARTA EL “YA SÉ”



viernes, 28 de septiembre de 2018

Principios del Frankesyoga

Frankesyoga y los fantasmas

de Roberto Rodriguez Noguiera "Yoga Pirata"

 

 

 

Vivo mi práctica y mis clases con la felicidad de un friki demente en el laboratorio del Jovencito Frankenstein. Aceptarlo por completo me ha llevado más de veinte años porque… veinte años después me he dado de bruces con aquello de lo que llevo escapando veinte años

 

La enseñanza que he obtenido, gritando en calzón raído con las barbas desaliñadas al chocar contra la picota de la que huí (gritando en calzón raído y con las barbas desaliñadas) es:
-Jo tío, ¡qué viaje!

No me importa haber llegado al mismo sitio porque, realmente: jo tío, ¡qué  viaje!

Esto me motiva, esto es lo que me inspira para seguir practicando y enseñando. El viaje. El experimento… Y  ahora, el retorno de mis fantasmas.
Mientras miro la picota, el yugo con el que se enjaeza al condenado, pienso en cuántos yugos, en cuántos cepos he confundido con el mío, con mi yoga, hasta volver al primero de la lista.

Es que no eres nada natural. No aprietes. Relaja.
Pero estírate. Tienes que llegar a los pies.
Tienes que apoyar las palmas en el suelo en la flexión de pie. Y no hagas fuerza. Relaja.
No te ablandes. Haz fuerza. Si no haces fuerza no te estiras.
Hay muchas maneras equivocadas y sólo una cierta de hacer una postura.
Hay tantas formas como individuos.
La falta de alineamiento conduce, irremediablemente, a las lesiones.
El exceso de alineamiento conduce, irremediablemente, a las lesiones.
La respiración, abdominal, simple y natural, es la respiración yóguica.
La respiración, si no es victoriana con bandas, con refajo y con libro de salmos sobre la coronilla, no es yóguica ni es ná.
La respiración… ¿Qué respiración? Con asana no hay que prestar tanta atención a la respiración. La respiración, simple y natural. Para eso está el pranayama.
¡Sirsasana, lo menos 10 minutos y hasta tres horas!

-Ah. Y Patanjali ya lo dijo.
-¿El qué?
-Lo que yo te diga que él dijo.
Y heme aquí en calzón corto, dejando de gritar de a poco, sabiendo que todos tienen razón (salvo el trastornao de sirsasana),  incluso los yoguis más rancios y aburridos con el yoga físico conservador, soporífero e infraexplicado (natural-relájate) del que llevo 20 años escapando… Lo que me hace gritar más.

Por eso desde hace años practico y enseño como en el laboratorio del Jovencito Frankenstein. No puedo evitar robar, cortar y pegar los cadáveres más frescos y apuestos e intentar llenarlos de vida…Una afición como otra cualquiera…

Cut up. Cortar y pegar. Como Burroughs.

Si fortalece sin forzar y hace reír, me vale. Sólo los fuertes mantienen la calma y el humor en la tormenta, en la vida, y no sólo sobre la alfombrita. Una clase de yoga tiene que ser un poco tormentosa ¡Vive!¡Está vivo!

Y sin duda, algo del yoga conservador, soporífero y frecuentemente poco y mal explicado (natural)… también resulta útil. A mí, algunas  veces, como descanso profundo y liberador.
A algunos les resulta útil siempre, como camino. No veo que se equivoquen si les funciona. No veo que me equivoque cuando me funciona.

Me equivocaba cuando creía que aquello era para mí, aunque mi intuición me decía que no. Y me volví a equivocar, con toda la ilusión y emoción, con el siguiente estilo, y con el siguiente…
Queriéndomelos creer todos hasta las cachas. Veinte años no es nada, qué febril la mirada…

He explorado esos espacios internos de insatisfacción, temor, dolor o duda creando y borrando el mapa mientras caminaba, aprendiendo a escuchar mi intuición, aprendiendo a reconocer lo que necesitaba, descubriendo que nunca he estado solo. Hay vida más allá del método en el que ya no puedes apoyarte. Hay vida más allá del miedo: ¡estás tú!

Doy por sentado que un practicante de yoga busca formar un espíritu crítico despierto y positivo. Un discernimiento agudo y sereno. Seguir un método, un culto, sin poner nunca nada en duda suele acabar en falsa comodidad o idolatría, en debilidad y estrés camuflado.
Saltar entre métodos puede provocar exactamente lo mismo.

Y por eso ambos caminos pueden funcionar, porque para eso está la práctica del yoga. Para descubrir nuestros espacios de falsa comodidad, idolatría y estrés camuflado. Nuestros fantasmas. Y esto es algo absolutamente personal.
El método o los métodos sirven como apoyos o espejos y cada uno debe elegir, con su mayor sinceridad, su relación con él.

Si un método que sirve para encontrarte a ti acaba separándote de él, es un buen método.

Encontrarse con uno es aceptar la compañía de sus fantasmas dejando de escapar de ellos. Ante mí, junto al yugo, los veo en fila, en calzón raído, con las barbas desaliñadas. Cada uno en su estilo. El castrense iyengarita que se me murió en un guerrero sin saberlo y ahí sigue, sosteniendo. El inquieto astanguita, despeñado en su último y emocionante salto a sentarse, siguiendo el orden perfecto, creyendo que su cuerpo ya estaba escrito y sólo tenía que avanzar pose a pose para encontrarlo. Mi natural sivananda, deprimido por no ser animal de fe, fallecido en sirsasana de aburrimiento y culpa. El clásico auténtico, D.E.P., muerto intentando morirse, intentando no sentir nada. El siempre amoroso, muerto de rabia contenida por no encontrarse dentro la tensión inhumana con la que la ocultaba.

Poco a poco nos vamos mirando. Nos sacudimos la ceniza blanca y nos atusamos las barbas. El sivandita muestra su inocencia infantil, el clásico su inagotable sed de aventura, el ashtanguita su elegante gracia animal, el iyengarita su incontenible pasión contenida. El amoroso la persistencia de su compasión. Son como niños.
Ahora todos somos útiles y bellos. Ellos están en su sitio en la luz, no en la sombra. Todos son útiles. Ahora yo estoy en mi sitio ¡Soy legión! ¡Santa compañía!
El yugo está vacío.
Siempre será imperfecto… Es viaje, no destino.  A fin de cuentas, lo único perfecto es la muerte.
O no… He sentido una colleja y un escalofrío ¡El espíritu de mi amado Iyengar acaba de guiñarme un ojo…!
-Jo tío, ¡qué viaje!

Si, como yo, decides hacerte un Frankensyoga o conocerte a ti mismo en plan bricolaje doméstico, tal vez este código deontológico o receta de laboratorio frankensyóguico pueda ayudarte. Procuraré presentárselo ordenadamente.

 

1- El cementerio está dentro de ti (con perdón)

No es preciso que agarres el capote, la pala, a Igor, y te vayas al camposanto más neblinoso y de lápidas más torcidas y decadentes a desenterrar al último ahorcado.

Los fantasmas no están fuera.

Cuando encuentras la practica meditativa ideal que te refleja perfectamente y es lo que habías estado buscando siempre, acabas de animar un trozo de tu Frankenstein interno. Has dado vida a una parte de ti que la esperaba pero no tenía energía espacio ni oxígeno para expresarse, así que aullaba en la oscuridad caminando a trompicones con los brazos rígidos, palpando las paredes.
Por ejemplo. Yo he sido y soy muy inquieto y movido. Me pasé varios años practicando un yoga basado en postura-descanso que me aportaba un importante bienestar… una de cada diez sesiones, normalmente cuando estaba lesionado o fatigado por practicar otras cosas donde sí que me movía. Las demás veces intentaba creer con abnegación y estoicismo que la abnegación y el estoicismo eran el camino hacia el Nirvana.

Entonces descubrí el ashtanga.

Era perfecto. No tenía tiempo ni espacio interno para pensar más que en lo que pasaba. Expresar todo el movimiento que llevaba dentro me liberaba de toda tensión. Las relajaciones eran sublimes.
Había animado una parte de mi Frankensyoga. Su corazón. Su movimiento. Algo que estaba en mí y penaba por no tener espacio, energía, oxígeno para expresarse. Ahí empecé un gran viaje con mapa en este sitio

2- Ten claro tu ideal. Tu guión. ¿Por qué estás en esto? ¿Por qué quieres conocerte?

Esto queda muy bien y todos lo decimos, pero en el fondo es mentira. En realidad es imposible tener un mapa previo perfecto (que le pregunten a Ulises por dónde se vuelve de Troya). Vas porque ya sabes que si no lo haces, el dolor permanecerá sin cambios, no porque sepas adónde y por dónde vas. Aunque debes intentarlo.

Frankensyoga es bricolaje inverso. Deconstrucción del sufrimiento, unificación de los fantasmas interiores. Las dinámicas, los procesos, los mapas, surgen con la práctica, con la intención. Que se hace camino al andar, vaya. No hay cartografías definitivas.
Uno puede creer que la prioridad es su ansiedad, o el dolor del cuello. Está ahí por eso, pero cuando se pone a trabajar y extiende ordenadamente los pedacitos de sí mismo en el laboratorio, se pone a coser y da el chispazo: ZASKA! El dolor de cuello o la ansiedad no están. Ha aparecido algo nuevo, inesperado. Ha aparecido vida.

O lo que es lo mismo, a uno le encanta lo que esta pasando, y puede ser que lo que esté pasando sea que está bocabajo, con la cabeza en el suelo y los pies en el aire, dando zapatetas en el aire como D. Quijote en su penitencia de enamorado. Una de esas cosas  que ni uno ni la literatura jamás ha calificado como de gusto. El mapa era para salir del dolor. El cómo se descubre saliendo.

Básicamente hay un motivo y solo uno para hacer yoga. Haces yoga para sacar del sótano a tu monstruo interno malcosido a pedazos. Papá, mamá, dios, dinero, premio, castigo… cada jirón con su discurso, sus emociones, sus temores y sus deseos, su mundo, su forma de respirar, de moverse y mover tu cuerpo, de dolerse… su vida. Su vida de fantasma.

Los fantasmas están dentro. Ya te lo dije.

Haces yoga para coser lo mejor posible, para unir de la mejor forma posible a ese (mogollón) que piensa dentro de ti tus pensamientos, para aceptarlo y quererlo, para dejar de justificar tus miedos y atreverte a cumplir tus sueños encarando ambos. Para permitirte descubrir cómo la compasión, que empieza dentro sin ser pena por uno mismo, es el pilar de la verdadera fuerza.

O sea, porque duele.

Claro que todo esto, tan complicado, puede aparecerse, manifestarse, poseerte como un dolor de espalda, algo mucho más simple, con menos discurso, y más puñetero.
-Y por que has decidido hacer yoga? -pregunta la profe a la alumna nueva.
-Porque me duele la espalda.
Sin embargo, para aliviar el dolor de espalda también está el pilates, hay escuelas de espalda, de nombre poco equívoco, gimnasias específicas, natación, ejercicios de rehabilitación, entrenadores personales, analgésicos, osteópatas…
La profesora sabe que la alumna vive una metáfora. Su espalda se ha hecho tan presente en su vida que la tiene delante todo el tiempo gracias al dolor y no puede mirar a otro lado. Necesita conocer aquello que va con ella siempre, aquello que ya no puede aguantar más carga. Aquello esencial que  ha dejado atrás y ahora ya no puede dejar de mirar. El ruido y la tensión de las cadenas arrastradas por los condenados fantasmas se ha hecho insoportable. Y necesita el yoga, aunque no sepa exactamente qué mapa está siguiendo para acabar ahí.
-Estás en el sitio adecuado -dirá la profe, que se acuerda perfectamente de que ella empezó también porque le dolía la espalda en el alma.

Hemos hablado de dolor, pero no existe sin su contraparte, el deseo. Si eliges el yoga conviene que asumas que tienes deseos de serenidad, ecuanimidad, sabiduría, tal vez de probadita, inmersión o incluso borrachera espiritual, puede que con experiencias bizarras como viajes astrales, sueños lúcidos, revelaciones, o simplemente encontrar un espacio interno donde los fantasmas no te duelan todo el tiempo. No sabes adónde te llevará, pero algo te dice que es por ahí.

No hay sufrimiento sin deseo, lo mismo que no hay fantasmas fuera. Verdades simples. Conviene conocerlos a ambos, lo que te duele y lo que deseas, porque, y de eso hablaremos otro día, en la tercera parte de esta peli de serie B, suelen ser la misma cosa vista desde lugares o en momentos diferentes. No servirá para trazar un mapa perfecto (ninguno lo es), pero te ayudará a comenzar a poner un pie delante del otro. A eso me refería con “ten claro tu guión”.

Recapitulando:
Asume la responsabilidad de conocerte y reconoce lo mismo tu sufrimiento que tus deseos. Conoce a tus fantasmas. Muévelos.
O: no escapes de tus monstruos. Es tu huida la que los hace así. El error del buen doctor F. fue asustarse y escapar horrorizado de su criatura, no fue error haberla creado. El error nunca es de la criatura.

lunes, 4 de junio de 2018

Introducción al Equilibrio - Iyengar

"Esto es lo que quiero decir cuando digo que el equilibrio no es un sustantivo sino un verbo. Equilibrio es un proceso dinámico. No puedes estar en medio, puedes ir moviéndote de izquierda a derecha y de derecha a izquierda; esta es la única manera de permanecer en medio. No evites los extremos y no elijas ningún extremo. Permanece a disposición de ambas polaridades, es el secreto del equilibrio. Si, a veces ser completamente feliz y ser a veces totalmente triste, ambos tienen su propia belleza" Osho


                                                           Jean Marie Johnson


A través del Yoga puede desarrollarse un equilibrio perfecto entre ambos lados del cuerpo. Todos empezamos con desequilibrios, favoreciendo un lado u otro. Cuando un lado es más activo, el activo debe convertirse en gurú del inactivo para conseguir que sea igualmente activo.

Debemos poner atención al lado más débil y proporcionarle más cuidados. Demostramos más interés en la mejora de un amigo torpe que por uno inteligente. Pues por la misma razón debemos mostrar hacia nosotros mismos esa compasión y cuidar del lado más débil del cuerpo mientras nos alegramos de los logros del lado activo.

La precisión en la acción llega cuando el desafío de un lado del cuerpo queda equilibrado por un contradesafío igual del otro lado. Eso enciende la luz del conocimiento. Es necesario mantener el equilibrio utilizando la inteligencia del cuerpo (tanto instinto como sensación y habilidad) pero no por la fuerza. Cuando se mantiene el equilibrio por la fuerza se trata de acción física; cuando se utiliza la inteligencia corporal, se trata de relajación en la acción.
La ecuanimidad es armonía, y solo se puede aprender a partir de esa ecuanimidad.

Busca el equilibrio conciente en todas las posturas observando las diferencias entre derecha e izquierda, así como la intensidad del estiramiento plano a plano, miembro a miembro, músculo a músculo, articulación a articulación, y de arriba abajo, de lado a lado y de delante atrás. Crea un estiramiento parejo, una estabilidad pareja, un espaciado parejo, una intensidad de movimiento pareja. Para alinear una parte del cuerpo hay que trabajar con todo el cuerpo. Con todas y cada una de las partes del cuerpo, si ha de estar activa o pasiva, estable o móvil. Al realizar asanas ninguna parte del cuerpo debe permanecer ociosa, y tampoco hay que descuidar ninguna. Si, por ejemplo, estiras la pierna derecha, no debes olvidar la izquierda. Por el contrario, debes poner atención en que la pierna izquierda permanezca estable. esta acción complementaria libera la pierna derecha para que esta pueda moverse con facilidad.

Extiende allá donde el cuerpo no esté en movimiento. Si transpiras de un lado, debes transpirar igualmente del otro. Cuando transpiras más de un lado es que no has utilizado la otra parte por completo. La transpiración debe ser uniforme pero no excesiva. Si el contacto entre el cuerpo y el suelo, la base, es buena en cada asana se ejecutará bien. Siempre hay que poner atención a la base, atento a la parte que está más cerca del suelo. Primero hay que corregir desde la raíz. Las posturas de pie tienen por objeto empezar a proporcionar esa base para la vida. Refuerzan tobillos y rodillas. Esas posturas enseñan como mantenerse derecho,  de manera que el cerebro pueda flotar en su posición. Los pies son como la raíz de un árbol. Si uno no puede permanecer de pie de manera adecuada, desarrolla una actitud negativa frente a la vida, y el yoga que practica también se torna inestable. Cuando la estabilidad se convierte en un hábito, enseguida se manifiesta madurez y claridad. La estabilidad requiere equilibrio.

El equilibrio no significa meramente equilibrar el cuerpo. El equilibrio en el cuerpo es la base del equilibrio en la vida. Uno debe encontrar equilibrio en cualquier postura que esté, o en cualquier circunstancia que le presente la vida. El equilibrio es el estado del presente, el aquí y ahora. Si te equilibras en el presente estás viviendo en la eternidad. Cuando el intelecto está, estable no hay pasado ni futuro, sólo presente. No vivas en el futuro; sólo el presente es real. La mente te lleva constantemente al futuro, planeando, preocupándose e interrogándose. La memoria te lleva al pasado, cavila y se lamenta. Sólo el Sí.mismo te lleva al presente, porque lo divino solo puede experimentarse en el ahora.




Es necesario hallar la línea media en cada asana, de manera que la energía quede distribuida de forma adecuada. Cuando uno vacila, apartándose de la línea media, entonces se dirige hacia el pasado o el futuro. La ascensión vertical es el futuro; el descenso vertical es el pasado. La horizontalidad es el presente. El presente es el asana perfecta. Cuando creas apertura horizontal, el futuro y el pasado se encuentran en el presente. Por eso la extensión y la expansión dinámicas te permiten hallar el equilibrio y vivir de manera más plena en el presente mediante tu cuerpo. En asana hallamos equilibrio e integración en las tres dimensiones del espacio, pero también hallamos equilibrio e integración en la cuarta dimensión, la del tiempo.
Los sabios de antaño dijeron que la clave de la vida era el equilibrio. Equilibrio en todas las capas de nuestro Ser. ¿Pero qué se supone que hemos de equilibrar? La respuesta radica en las tres cualidades de la naturaleza, llamadas guna. Estas tres cualidades deben hallarse en equilibrio en tu práctica de asana y en tu cuerpo, mente y alma. Puede traducirse como solidez, dinamismo y luminosidad. 

La esencia de la naturaleza son los cambios, una expresión y re expresión sin fin de ella misma. Es la causa de los gunas, las tres fuerzas complementarias emergiendo de la raíz de la naturaleza en el momento de la creación.

Comprender los gunas, esas fuerzas es importante para alcanzar el éxito de tu práctica de yogasana y en tu viaje interior hacia el Alma Universal.

Tan pronto como se manifiesta la naturaleza, se mueven las tres fuerzas complementarias. Son "tamas"(masa o inercia), "rajas"(dinamismo o capacidad de vibrar) y sattva (luminosidad o la cualidad de luz).

En asana intentamos abordar la masa de nuestro cuerpo basto, romper las moléculas y dividirlas en atomos que permitan que nuestra vision profundice en el interior. Nuestro cuerpo se resiste. es terco. No se moverá ¿Porqué? porque en el cuerpo predomina tamas. Así debe ser. El cuerpo necesita masa, los huesos necesitan densidad, y los tendones y músculos necesitan solidez y firmeza. Es deseable tener la carne firme, no floja. La densidad ósea es una virtud, pero en el cerebro es un vicio. Ya hemos oído decir: "Es un cabeza dura". Porque en el cerebro y en el sistema nervioso debe predominar rajas (dinamismo y capacidad de vibrar) y la densidad es una desventaja.
Mientras que la mente es de naturaleza rápida, mercúrica y escurridiza, el cuerpo tiende a la pesadez, la inercia y la pereza. El exceso es molesto; un cuerpo excesivamente musculoso es como un coche muy grande con un motor pequeño; sólo logrará ser más lento. Y lo que es todavía peor: necesitará más energía para superar la inercia que para cobrar velocidad.