martes, 26 de septiembre de 2017

Renacer - Impermanencia

 "Nuestra vida, cómo explicarla? Es semejante a la sombra de la luna reflejada sobre la gota que cae del pico del pájaro acuático" Maestro Dogen








"Conocerse a uno mismo es el gran desafío, el reto que todo ser humano experimenta alguna vez en su vida. El Zen es la posibilidad. La oportunidad única de tornarse completo. Esta practica existe desde hace más de veinticinco siglos. Siempre igual y siempre diferente. Pero veinticinco siglos de Zen no son nada si tu presencia no lo actualiza" "De cara al muro" Ryunan Korin Zenji  Bustamante

"La mente debe encontrar su propio silencio. Iniciarse en la practica y seguir con ella es un constante destruirnos y renacernos contra la pared"

"Pienso en una frase alguna vez leida y atribuida a Buda: "Enseno el camino del sufrimiento para abandonar el sufrimiento"

"Que es el zen? Una profunda e intuitiva comprension hacia adentro y comprension hacia afuera? Un continuo acto de firmeza con flexibilidad? La accion concentrada en el aqui y ahora? La intima conviccion de que en la Via y en la vida cada uno de nuestros actos es expresion acabada de nosotros mismos y por tanto cada acto es "practica"? Posiblemente eso y bastante mas..."


Ya se ha dicho que el zen prescinde de las palabras, que no puede limitarse a una fórmula,
que no admite que nos apropiemos de él con nuestro intelecto. Zen es zazen y zazen es sólo sentarse.

Quizás se pueda decir, porque en un escrito hay que valerse de palabras, que zazen es encontrarse con uno mismo para vivir completamente nuestra vida, para vivir desde lo más profundo y cierto de nuestro ser sin quedarnos enredados en conceptos, categorías y contradicciones innecesarias y dolorosas.
La practica de zazen no es algo que realizamos al costado de nuestra existencia ordinaria, sino una práctica para experimentar intensamente esa vida ordinaria que es toda nuestra excepcional vida. Nuestro momento a momento, nuestra única posibilidad de despertar, desplegar y expresar nuestro más profundo ser en cada aquí y ahora fugaz.

Los seres humanos solemos buscar fuera de nosotros mismos, portentos, milagros y magia. Aspiramos a ser más que humanos, como si no fuera lo suficientemente portentoso, mágico y milagroso respirar, vivir, comer, dar un abrazo, enojarnos, tender nuestra cama. Aspiramos a escapar de nuestra maravillosa humanidad sin haber penetrado severa y dedicadamente en nuestra humanidad. Zazen no es una herramienta, ni un medio, ni un fin. Zazen es hacerse uno con uno mismo y vivir la vida que nos ocurre firmemente apoyados en nuestras piernas.

No puede haber sobre esto una comprensión racional y un método intelectual, una tabla con leyes exactas e inflexibles. Nosotros mismos y el modo en que nos ocurre la vida es siempre dinámico, siempre fluctuante, siempre impermanente. Practicar zazen nos acerca a la gran emancipación de reconocer nuestro si mismo de instante a instante. Toda nuestra vida es un acercarnos a nosotros mismos que nunca termina. Zazen es una práctica personal e intransferible, una experiencia íntima e impar en cada uno de nosotros cada vez que nos sentamos sobre el zafu. Es una gran suerte tener un maestro que nos alienta y sostiene con su presencia. Una gran suerte aprender de la sabiduria y humanidad del maestro para entender nuestra propia, frágil y original humanidad.

Trudi Dixon escribió sobre su Maestro Sunryu Suzuki: "Pero al fin y al cabo, lo extraordinario del maestro no es lo que deja perplejo, intriga y profundiza el estudiante, sino su absoluta llaneza. Cuando estamos con el maestro percibimos nuestras propias buenas cualidades y defectos sin que medie critica o elogio de su parte. En su presencia vemos nuestro ser original y lo extraordinario que notamos es sólo nuestra verdadera naturaleza. Una vez que aprendemos a dejar en libertad a nuestra propia naturaleza, las fronteras entre el maestro y el díscipulo desaparece en una profunda corriente del ser y en el júbilo del despliegue de la mente de Buda"

"Cuando aprendes a sentarte derecho toda tu vida se endereza" dice Ryunan Bustamante.
Su vida es la vida de un mortal como cualquier otro, una vida de contradiciones donde zazen mediante, la confusión, el agobio, el sin sentido y, por sobre todo, el sufrimiento, fueron cediendo en cada paso por la Vía del Medio.

La experiencia de nuestra vida y de zazen nunca acaba si no hemos muerto. La vía del Zen es una vía humana y viva bajo nuestros pies, en este mundo, aqui y ahora. De vivir, simplemente, se trata el Budismo Soto Zen: tan simplemente zazen.

Eso es todo lo que debe quedar claro después de estas páginas, todo lo que verdaderamente importa para luego dolerse las rodillas y gastarse al traste sobre el zafu una y otra vez y otra vez más: Shikantaza: sólo sentarse.
Eso es lo que seguira haciendo ese hombre, el monje zen, junto a sus discipulos.
Si ese especial lector que deseaba Bustamante esta ahí
Sin duda, sin demora, ve y siéntate junto a los otros en zazen.



de "Ese hombre, el monje zen" Semblanza biográfica de Jorge Bustamante
Fabio Gakudo Morasso

"La ley del cambio no hace excepciones. Simplemente cambia todo."
 La impermanencia








Se dice que Buda recomendaba realizar diariamente estos recordatorios para no perder de vista nuestras acciones y el sentido de la realidad en el "aquí y ahora".

Si bien en una lectura rápida los cinco recordatorios pueden aparentar un cierto grado de fatalismo, es el descubrimiento de la impermanencia lo que en esencia esconden: el verdadero camino de la auténtica felicidad...


Porque nada existe ni existirá más allá de nuestra conciencia del presente.









"El pasado es un sueño,
el futuro un espejismo,
el presente una nube que pasa."

Siddharta Gautama.




Los Cinco Recordatorios de Buda

1. Estoy hecho de la naturaleza del envejecer. No hay forma de evitar la vejez.
2. Estoy hecho de la naturaleza del enfermar. No hay forma de evitar la enfermedad.
3. Estoy hecho de la naturaleza del morir. No hay forma de evitar la muerte.
4. Todo lo que me gusta y todos los que quiero están sujetos a la naturaleza del cambio.
No hay forma de evitar ser separado de ellos.
5. Mis acciones son mis únicas verdaderas pertenencias.
No puedo evitar las consecuencias de mis acciones. Mis acciones son el suelo donde me paro.


La enseñanza del Dharma lleva consigo, en primer lugar, la marca de la impermanencia.

Las enseñanzas, que no transmiten la verdad de la impermanencia no son auténticamente budistas.
Si contemplas con mucha atención la naturaleza de las cosas, acabas descubriendo que todas son impermanentes. Todo cambia de continuo y no hay nada que posea una identidad permanente.
Pero esta impermanencia no es negativa porque, si las cosas fuesen permanentes, el crecimiento y la manifestación resultarían imposibles. Si las cosas no fuesen impermanentes, no podrás tener hijos. Y las semillas que sembrases seguirían siéndolo siempre y no podrán, en consecuencia, crecer.

La impermanencia constituye el núcleo mismo de la vida, es por eso que debes aprender a ver las cosas tal como son. (...) 


Consideremos, por ejemplo, el caso de un río. Un río carece de identidad permanente. Le llamaremos Missisipi, Rin o Sena y creemos que es una entidad singular y permanente. Pero todo el mundo sabe que no puede bañarse dos veces en el mismo río. Un río se halla en continuo proceso de transformación. Y lo mismo ocurre también con nosotros. Nosotros estamos compuestos de elementos llamados forma, sentimientos, percepciones, formaciones mentales y conciencia. Todas estas cosas son manifestaciones, de modo que debemos observar profundamente su naturaleza. Y es que, aunque los sentimientos y las percepciones sean cosas muy reales, jamás podremos descubrir en ellas nada permanente. Jamás podrás encontrar nada que posea una presencia permanente y tampoco podrás encontrar un yo o un alma que perdure.

Estas aquí.
Thich Nhat Hanh



El pájaro en la otra orilla.
El pez en la otra orilla.
Gyate, gyate, hara gyate,
Hara tan gyate, bodhi sowaka.