Paschimottanasana en sánscrito
Paschima significa "posterior" y "
tan" "extensión, estiramiento" la traducción literal sería: "estiramiento (o elongación) de lo posterior" designando este término la parte inferior de la espalda ("extensión posterior") También denominado "pinza sentado" por oposición a "la pinza de pie" (
Padahastasana) pero
Paschimottanasana entraña un sentido oculto que hay que evocar. "
Paschima": Oeste
Paschimottanasana significaría "subiendo hacia el Oeste" lo que parece desprovisto de sentido e impenetrable a los no-iniciados.
Alan Daniélou en su libro "
Yoga, méthode de reintegration", p.50 dice:
"Cuando, en esta postura, el aliento de vida sutil sube por la arteria central del cuerpo sutil (sushumna) hasta la región posterior de la cabeza, se dice que "sube por la vía posterior" (oeste, paschima, maga) de donde el nombre que le es dado. Pero, cuando sube por la arteria sutil entre las cejas hasta el centro de la cima de la cabeza o "loto de los mil pétalos" sigue la "via frontal" (Este, purva, marga). En tanto que en la Postura de Realización (Siddha-asana) las arterias posterior y anterior, Oeste y Este del cuerpo sutil tienen la misma importancia, aqui es la arteria posterior la mas importante. Además cuando el aliento de vida sutil pasa sólo por una de las dos arterias sutiles se obtienen resultados más rápidos y ahí reside el mérito especial de esta postura"
Paschimottanasana, conocida en occidente como asana de la pinza o del libro, debido al movimiento del tronco sobre las piernas.
Paschimottanasana "postura de estiramiento del Oeste" refiere a la región posterior del cuerpo, ya que durante la práctica matutina los sadakas se posicionan encarados al sol naciente, con espalda al Oeste. Es una de las principales posturas de flexión vertebral. Estira la musculatura de piernas y espalda, flexibiliza la columna vertebral, favorece la circulación linfática activando el sistema nervioso, equilibra la actuación de las glándulas adrenales y gónadas, conduce a la interiorización y armoniza la energía interna. Su esencia: la relajación.
Además de la musculatura de la columna vertebral, se refuerza el cinturón abdominal. Los músculos y ligamentos de la parte inferior de la pierna son estirados, como igualmente los nervios. Esta posición alivia algunos casos de ciática, liberando el nervio en sus aflojamientos y estirándolo. En la fase estática final, además del sistema nervioso espinal, el plexo solar es suavemente estimulado y descongestionado, por lo que esta posición ayuda a disipar todos los estados ansiosos, lo que no extrañará a ningún adepto del yoga: saben qué poderosa acción tienen los asanas sobre el psiquismo.
Ningún órgano de la cavidad abdominal escapa a la acción estimulante de este asana. Citemos, entre otros, sus marcados efectos sobre la próstata. La actividad sexual experimenta su influencia en el sentido de una normalización; infunde nuevo dinamismo en aquellos cuya potencia declina, sin provocar sobreexcitación morbosa. Muchos adeptos han señalado el despertar de la actividad sexual normal a edad avanzada, después de estar dormida largo tiempo. Psicológicamente, este indicio de rejuvenecimiento es muy favorable al equilibrio y a la afirmación de si mismo: físicamente la reactivación de las gónadas, con profundas repercusiones en la salud de ambos sexos. Además del páncreas, especialmente estimulado y tonificado por este asana, el hígado, los riñones y la vesícula experimentan una influencia favorable, en tanto se activa el peristaltismo intestinal, especialmente a nivel del colon o intestino grueso: muchos casos de estreñimiento persistente han sido definitivamente eliminados, a veces en pocos días. Sin embargo, en algunas personas, prolongar el asana más de 5 minutos puede, por el contrario, acentuar el estreñimiento.
Sea prudente si aborda, sin guía experimentado, períodos de inmovilización de varios minutos.
Este asana actúa específicamente en los casos de: estreñimiento, hemorroides, diabetes, dispepsia, gastritis, inapetencia. Elimina numerosos trastornos funcionales del hígado, de la vesícula biliar, de los riñones, intestinos, bazo y debilidad seminal. Combate la hipertrofia hepática y renal, ayuda a evacuar completamente el estómago y previene, ciertas formas de úlcera. Elimina las lordosis.
"Esta asana es el eje y el núcleo de todas las demás asanas de yoga. Activa y hace funcionar la bisagra esencial de nuestro cuerpo, la bisagra de la cadera, la zona abdominal.
Comienza en la posición de sentados en el suelo con las piernas juntas y estiradas, brazos también estirados por encima de la cabeza. En esta posición nos detenemos un momento hasta que sentimos que estamos
perfectamente alineados en ángulo recto, con los brazos extendidos por encima de la cabeza hacia el cielo.
Bien estirados los hombros, hasta que nos sentimos estables, perfectamente asentados en el suelo y sin
sin renunciar al cielo, perseverantes, dispuestos. La mente atenta a la expectativa elástica, como un tigre observando a su presa, a punto de dar el salto. Conscientes de la respiración.
Cuando hemos suspendido las oscilaciones del cuerpo y hemos calmado la mente, dejamos caer el tronco
hacia las piernas hasta que la frente toque las espinillas. Si no es posible, servirá el ángulo, cuanto más agudo
mejor, que podamos realizar entre el tronco y las piernas.
Poco a poco, ayudados por la disposición anterior, nos vamos interiorizando, recorriendo el cuerpo mentalmente desde los dedos de los pies, subiendo por detrás de las piernas y la espalda, recorriendo la
cabeza hasta desembocar en un punto del lóbulo prefrontal, en el entrecejo. Ahí, dicen los yoguis se encuentra el chakra Ajna, asociado con el conocimiento, la intuición y la integración de la dualidad entre conocimiento racional y emocional.
Seguimos nuestro recorrido con la mente. Ahora vamos bajando por la zona delantera, relajando la cara
que constituye un termómetro muy exacto de hasta que punto estamos tensos en la postura.
Seguimos por el pecho y el abdomen hasta llegar de nuevo a los dedos de los pies. Realizamos el recorrido
circular completo dos o tres veces, relajándonos progresivamente, más y más cada vez, hasta hacer completamente cómoda la postura.
En el momento que sintamos que hemos conseguido una buena relajación, conscientes de todo el cuerpo,
fijaremos la atención en el entrecejo y ahí nos quedaremos, concentrados, conscientes e inmóviles.
La respiración abdominal profunda masajea los órganos internos, los pulmones, el hígado, el bazo, el páncreas, los riñones, mejorando la circulación y oxigenándolos. Podemos notarlo perfectamente si estamos
en lo que estamos.
Pachimotanasana es una asana de interiorización y recogimiento que facilita enormemente la concentración.
También es una reverencia a nuestra vida, simbolizada en esa sístole y diástole que sentimos en armonía con la respiración. Es una reverencia a la vida, al mundo, una aceptación profunda de nosotros mismos, de lo que nos acontece, un consentimiento y una afirmación de lo que está ocurriendo en nuestra intimidad más profunda, aquí y ahora.
Demasiado tiempo en paschimottanasana
Esta asana se puede mantener mucho tiempo. Cuando estemos acostumbrados podemos permanecer desde
un minuto hasta 20 minutos, pero deberemos deshacerla si se altera la respiración, sentimos incomodidad o si se nos duermen las extremidades..
Profundización en el propio esquema corporal; mayor finura en la percepción de éste y el conocer el impacto corporal de las oscilaciones mentales y emocionales.
Contribuye a un buen alineamiento de la columna vertebral, estirándola y dotándola de mayor flexibilidad.
Refuerza los músculos del abdomen y al mismo tiempo reduce la grasa abdominal.
Estira el nervio ciático, lo que ayuda a prevenir los problemas de ciática.
Combate el extreñimiento.
Proporciona un estado de calma y tranquilidad que ayuda a obtener los máximos beneficios de toda la sesión de yoga."
extracto del blog
Un yogui en 4 caminos