jueves, 29 de noviembre de 2012

Respirando con el segundo corazón



La respiración diafragmática, además de relajar, constituye uno de los motores más activos de la circulación. El diafragma es un segundo corazón, ya que sus movimientos a modo de pistón, llenan la base de los pulmones, que aspiran sangre venosa en gran abundancia. Al acelerarse la circulación venosa, el corazón propiamente dicho está bien alimentado generando una mejoría notable en todo el sistema circulatorio general. Los movimientos de vaivén del pistón diafragmático producen además un masaje muy eficaz, a la vez suave y poderoso de los órganos abdominales. El hígado se descongestiona y la vesícula evacua la bilis en el momento oportuno. La circulación acelerada en el hígado y la estimulación de la vesícula previenen la formación de cálculos. El bazo, el estómago, el páncreas y todo el tubo digestivo son masajeados y tonificados. Con el ejercicio, esta respiración abdominal llega a ser cada vez más amplia, cómoda, relajada y rítmica. La acción descongestionante de esta respiración sobre el plexo solar, ese cerebro abdominal vegetativo, cuya importancia escapa a la mayoría de nuestros contemporáneos, que ignoran su existencia. Es el plexo de la ansiedad lo que explica el efecto calmante y tranquilizador de la respiración abdominal.

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